Por Juanpablo Barrantes
Leader’s Approach
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“Cuánto tiempo perdido en pensar
Que la vida se puede explicar
Vos ya sabías que todo es parcial
Que no hay mapa que enseñe a viajar
Que es el alma quien debe cantar
Sirve el tiempo su mismo licor
Que cada año acelera el temor
Que en mi copa se amargue el sabor
Si no oigo a mi corazón”
—Extracto de Canción “Si no oigo a mi corazón; Pedro Aznar—
Tal y como lo predicó (con su ejemplo) Gandhi, la felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en plena armonía. Para mí, en esta inspiración precisamente radica la esencia de ser consecuente en la vida. El ser consecuente es un arte, y como todo arte primero se debe sentir e interiorizar, luego se debe perfeccionar. Y cuando uno se acerca cada vez más a la perfección en el arte de ser consecuente, entonces se alcanza la Coherencia.
Para explicarme mejor, te acuerdas de la escena de El Lobo de Wall Street donde Jordan Belfort, a punto de ser apresado por el FBI reúne a todos sus empleados para comunicarles su renuncia? Presionado por todas las pruebas de fraude en su contra, y alentado por su padre y su abogado para que se aleje de inmediato de su imperio en el Negocio de las Acciones en la Bolsa de Valores de New York, Jordan decide renunciar enfrente de todos sus empleados, no sin antes dar un emotivo discurso sobre las razones que tuvo para fundar su empresa y su imperio de Acciones de Bolsa. Obteniendo el apoyo incondicional de sus empleados a pesar de todas las aberraciones e ilegalidades practicadas como si nada en su empresa, Jordan va tocando las cuerdas emocionales más finas de sus colaboradores y socios cuando, de repente cambia de opinión y siendo consecuente con sus “principios” personales y Corporativos, justo antes de finalizar su discurso, decide no renunciar y atenerse a las consecuencias de lo que venga por delante ante las autoridades. La euforia generada en su audiencia por su decisión de última hora, y las pasiones que desata con su discurso son precisamente la prueba irrefutable de su coherencia de vida que, aunque regida por los principios equivocados, se adhiere a estos siendo consecuente con su esencia y con su carácter. Porque al final, no hubiera podido vivir con una decisión que no es coherente con su accionar como persona y como líder de tantas personas que han sido influenciadas con su torcida visión de negocio.
Las lecciones que saco de personajes como el Lobo de Wall Street:
No traiciones tu esencia
Si eres introvertido, no finjas comportamientos de extrovertido por presiones del entorno. Defiende tu esencia y demuestra al mundo tu valor a través de tu constancia de propósito. Las personas que son fieles a su esencia ganarán la reputación ante los demás de ser auténticos, genuinos.
Aprende a escuchar a tu corazón
Como humanos, la coherencia es algo parecido a la perfección, nunca la alcanzamos a plenitud sino que siempre estamos en pie de lucha para obtenerla, pero siempre habrá algo que se deba mejorar. La introspección es esa habilidad o músculo emocional que uno tiene para conocerse a sí mismo, y por lo tanto para auto-liderarse. Cuando este ciclo se domina, la coherencia florecerá y eventualmente dará frutos, a su debido tiempo.
Cultiva tu carácter
El temple de un objeto se determina por su consistencia y firmeza en comparación a otros objetos. Lo mismo sucede con el carácter de una persona, cuando notas que es confiable y ecuánime pero también firme y decisivo. El verdadero liderazgo se forja en el carácter, y cuando somos consecuentes en pensamiento, palabra y acción ganamos una imagen atractiva y un sello personal a nuestro favor, y que deja una huella positiva a nuestro alrededor.
Demuestra coherencia en un ámbito de vida tipo “360 grados”
Volviendo al Lobo de Wall Street, —aunque con los principios y valores equivocados,— si hay algo que Jordan demostró fue una coherencia de vida en 360 grados. Veamos:
- con una ambición ciega y sin límites,
- y un talento fuera de serie como vendedor,
- manipuló y engañó con tal de lograr riqueza en exceso,
- asumiendo su rol de líder de una corporación del crimen organizado, reclutó cientos de seguidores ambiciosos y faltos de toda ética para hacer crecer su imperio millonario;
- y todo esto lo hizo mientras vivía una vida plagada de lujos y excesos en drogas, sexo, enriquecimiento ilícito, manipulación y engaño.
El aprendizaje que sugiero rescatar del caso del Lobo de Wall Street es —únicamente— el de su altísima determinación en lograr su propósito de vida, y su coherencia por cuanto fue consecuente con su gente, con su causa y lo más importante: consigo mismo! Todo el daño que hizo queda al margen del entretenimiento colectivo con su peculiar historia, y la reflexión de que al final la ambición ciega, la codicia y los excesos no dejan nada bueno en nuestras vidas.
Revisa tus hábitos de vida y tus relaciones, compáralos con tus principios y valores. Aspectos tan simples como el orden y aseo en tu casa o en tu carro por ejemplo, tu nivel de endeudamiento familiar, si no temes dejar el celular y tus redes sociales a tu pareja. El grado de motivación o aburrimiento que demuestras en tu trabajo. En la medida que todos estos pequeños aspectos estén alineados y sin contradecirse entre ellos, te aseguro sin temor alguno a equivocarme, serás un ser pleno, es decir, con paz interior y por ende, dichoso y feliz.
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