Por Juanpablo Barrantes
Leader’s Approach
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“Cuando no tenía nada, deseé
Cuando todo era ausencia, esperé
Cuando tuve frío, temblé
Cuando tuve coraje, llamé
Cuando llegó carta, la abrí
Cuando escuché a Prince, bailé
Cuando el ojo brilló, entendí
Cuando me crecieron alas, volé
Cuando me llamó, allá fui
Cuando me di cuenta, estaba ahí
Cuando te encontré, me perdí
En cuanto te vi, me enamoré“
—letra de canción A primera vista de Pedro Aznar—
Todo lo verdaderamente bueno en esta vida; las cosas más simples, las personas más auténticas, los detalles más sutiles, enamoran a primera vista.
Un atardecer en la playa, un aguacero en la montaña, un café en el campo, un buen vino y luego una merecida siesta en tu día libre, una tarde a la orilla del lago con tus seres queridos, un paseo por la ciudad que siempre te propusiste conocer. En fin, todo lo que se hace con pasión.
Y luego, si tienes la Bendición de encontrarte con esa persona que te deslumbra solo a ti, desde el primer encuentro en el justo momento de la primera vista, eventualmente la vida te responde consecuentemente, porque ambos se convierten en una sola alma, por siempre.
Sólo tienes que estar atento, con el corazón abierto, la mente curiosa y el alma dispuesta a dar nada menos que lo mejor de ti mismo sin esperar nada a cambio. Sabes que la vida te retribuirá con más de lo que diste, porque cuando lo diste y cómo lo diste marcó una diferencia en la vida de alguien.
Todo lo que enamora a primera vista supera sin ningún problema la prueba de fuego del tiempo, porque lo auténtico, lo noble y lo puro resiste sin quebrarse ante cualquier vicisitud, y persiste por toda una eternidad.